Ruina mierda naturaleza · Por Olivia Martínez López · Del 11/04/2025 al 16/05/2025

Cartel de ruina mierda naturaleza

“Mierda, ruina y naturaleza” muestra una realidad ruro-urbanita centrada en el destrozo. Presenta una dicotomía entre los elementos que definen la ciudad y aquellos que idealizan la naturaleza. El uso del objeto encontrado e intervenido de manera intuitiva, explora la dualidad entre la brutalidad y la pureza, y la constante fricción entre el control y la liberación.
La ciudad, en este contexto, se erige como un lugar salvaje, inagotable, no solo por la violencia de su estructura, sino por la sensación de alienación que provoca en quienes la habitan. Un espacio donde el suelo está marcado por el desgaste, la ruina, la roña y la suciedad; donde los blancos y negros dominan el paisaje visual y las sombras ocultan la promesa de la luz. Es una jungla de asfalto donde la imposición, la deshumanización y la fragmentación parecen ser los pilares sobre los que se construye la vida urbana. Aquí, el objeto encontrado se presenta como algo ya transformado, despojado de su función original, pero que, al mismo tiempo, carga con la huella de la historia de la ciudad. Al ser intervenido ,adquiere una nueva dimensión, una nueva libertad, pero siempre arraigada a la estructura rota de lo que ha sido. En contraposición, la naturaleza se presenta como un escape, una evasión. Aludiendo al concepto literario del beatus ille, esta es una naturaleza idealizada, casi mítica, un refugio que se convierte en un sueño, un éxtasis.
Los elementos naturales en la exposición reflejan la libertad del pensamiento y del ser, un juego de texturas y formas que emergen de un imaginario subjetivo, donde lo celestial y lo terrenal se funden a modo de alucinación. El animal, en este caso, no solo es una figura de instinto o supervivencia, sino una suerte, un amuleto, algo que se entrelaza con lo místico y lo afortunado, lo salvaje que no se puede domesticar ni controlar. La naturaleza se convierte en un espacio de posibilidades infinitas, en un lugar donde la imposición del ser humano desaparece para dar paso a una suerte de libertad primitiva, casi espiritual.
En "Mierda, ruina y naturaleza", el mobiliario urbano actúa como un puente entre estos dos mundos. Cada pieza es una reconfiguración de lo que ya está dado, un acto de transgresión contra las reglas del entorno urbano y, al mismo tiempo, un gesto de liberación hacia una naturaleza más pura. El objeto encontrado, como un símbolo de lo que ha sido despojado de su función o identidad, se enfrenta a la dualidad entre la ciudad y la naturaleza, entre la imposición y la libertad.